Género, cambio de sexo, eutanasia.

«Ante tantas violaciones de la dignidad humana que amenazan gravemente el futuro de la humanidad, la Iglesia anima a promover la dignidad de toda persona humana», afirma la declaración doctrinal Dignitas infinita («Dignidad infinita», en latín) del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, publicada el 8 de abril de 2024. Este documento expone la posición de la Iglesia ante fenómenos recientes y condena firmemente, entre otras cosas, la teoría de género, la reasignación de sexo (con algunas excepciones), la maternidad subrogada y la eutanasia.

Dignitas infinita, un documento de 24 páginas, es el resultado de cinco años de trabajo de expertos del dicasterio que defiende el dogma en la Iglesia católica. Un primer borrador redactado en 2019 ha sido revisado varias veces, sobre todo a petición del Papa Francisco, que ha querido hacer hincapié en determinados temas (guerra, migrantes, pobreza, mujeres….). El texto final, firmado por el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio, fue aprobado por el pontífice el 25 de marzo.

 

Tras una larga sección teórica en la que se define el concepto de dignidad humana, el documento propone una lista no exhaustiva de «graves violaciones de la dignidad humana». I.MEDIA ofrece un resumen a continuación.

Denuncia de la «teoría de género»

La declaración denuncia la «teoría de género», que «pretende negar la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la diferencia sexual». Roma insiste en que es en la dualidad hombre-mujer donde se alcanza «la más admirable reciprocidad», en particular permitiendo el nacimiento de hijos. «El deseo de autodeterminación, tal como lo prescribe la teoría de género (…) no significa otra cosa que ceder a la vieja tentación de que el ser humano se convierta en Dios», subraya.

Criticando una ideología que prevé «una sociedad sin diferencias de sexo y socava la base antropológica de la familia», al tiempo que niega «el respeto al propio cuerpo y al de los demás», el documento considera «inaceptable» la «proliferación de nuevos derechos propugnados por la teoría de género». «Hay que rechazar todo intento de ocultar la referencia a la ineliminable diferencia sexual entre el hombre y la mujer», escribe el dicasterio, para quien la «consistencia científica» de esta teoría «es objeto de numerosos debates». La Iglesia no niega el papel sociocultural del sexo (género) y considera que puede distinguirse, pero no separarse, del sexo biológico.

 

Sin embargo, la declaración se preocupa de subrayar que cualquier «discriminación», encarcelamiento, tortura o asesinato de personas «únicamente por su orientación sexual», como se practica «en algunos lugares», es «contrario» a la dignidad humana.

No a la reasignación de sexo, salvo en casos especiales

«Toda operación de cambio de sexo corre el riesgo, en general, de atentar contra la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de su concepción», afirma la declaración, insistiendo en la importancia de la dignidad del cuerpo humano, en particular «en su condición de género».

Dignitas infinita reconoce, no obstante, que existen excepciones en materia de cirugía de reasignación de sexo, especialmente en el caso de «una persona con anomalías genitales que ya son evidentes al nacer o que se han desarrollado posteriormente». En este caso, «recibir asistencia médica para resolver estas anomalías» no entra en el ámbito de la advertencia del Vaticano contra la reasignación de sexo.

Condena de la maternidad subrogada

La Iglesia se pronuncia «contra la práctica de la maternidad subrogada, por la que el niño, inmensamente digno, se convierte en un mero objeto» y pide la prohibición universal de esta práctica. El documento subraya que los niños tienen «derecho» a tener «un origen plenamente humano y no artificial» al recibir el «don de una vida que manifiesta al mismo tiempo la dignidad del que la da y del que la recibe».

«El deseo legítimo de tener un hijo no puede transformarse en un ‘derecho al hijo’ que no respete la dignidad del propio hijo», insiste el texto. También subraya hasta qué punto la práctica de la maternidad subrogada socava la dignidad de la mujer, que queda reducida a «un mero medio esclavizado al beneficio o al deseo arbitrario de otros».

Crítica renovada al aborto

El documento recuerda que «el Magisterio de la Iglesia siempre se ha pronunciado en contra del aborto». Sin embargo, insiste en que «la sola razón basta» para posicionarse en contra de esta práctica y denuncia el desarrollo de «terminologías ambiguas como interrupción del embarazo» que «atenúan la gravedad de la cuestión en la opinión pública».

El texto subraya que toda vida es sagrada «en todas las etapas de su desarrollo». Citando como ejemplo «el compromiso generoso y valiente de Santa Teresa de Calcuta en defensa de toda vida concebida», el texto invita a participar «con fuerza y claridad» en la «defensa de la vida por nacer». También subraya la oposición de la Iglesia a la práctica de mantener vivos embriones con fines experimentales o comerciales.

La falsa dignidad de la eutanasia y el suicidio asistido

La declaración denuncia también la eutanasia y el suicidio asistido como una violación «más silenciosa pero creciente» de la dignidad humana. Denuncia una «concepción errónea» de esta dignidad que la vuelve «contra la vida misma», en particular cuando los políticos promulgan «leyes sobre el derecho a morir dignamente».

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe insiste en que «el sufrimiento no hace que la persona enferma» pierda su dignidad. Pide que se alivie el sufrimiento mediante «cuidados paliativos apropiados y evitando tratamientos excesivos o intervenciones desproporcionadas».

La eutanasia y el suicidio asistido, en cambio, son «un ataque objetivo a la dignidad de la persona que lo solicita, aunque se trate de cumplir su deseo», insiste el documento. Lamenta que la idea de que la dignidad humana es compatible con estas prácticas esté «muy extendida» en la actualidad. Por último, subraya la importancia del respeto debido a los cuerpos de los difuntos.

Una voz contra el feminicidio

La declaración se centra en detalle en el «escándalo mundial» de la violencia contra las mujeres. Protesta contra todas las desigualdades entre mujeres y hombres, en materia de salarios, carreras, derecho de familia y derechos civiles.

Condenando «las formas de violencia sexual que muy a menudo tienen a la mujer como objeto», en una «cultura hedonista y mercantil muy extendida», el Vaticano menciona también «el aborto forzado, que afecta tanto a la madre como al hijo, tan a menudo para satisfacer el egoísmo de los hombres». La práctica de la poligamia también se cita como una violación de la dignidad de la mujer.

En particular, el FDD se pronuncia contra «el fenómeno del feminicidio», que «nunca será suficientemente condenado». Pide un compromiso «compacto y concreto» de toda la comunidad internacional para luchar contra esta lacra.

El lado oscuro de internet

A lo largo del texto, el FDD advierte del «lado oscuro» del progreso de las tecnologías digitales, subrayando que «el mundo digital es también un lugar de soledad, manipulación, explotación y violencia». Las redes sociales «pueden exponer a las personas al riesgo de la dependencia, el aislamiento y la pérdida gradual de contacto con la realidad concreta», advierte.

Entre las tendencias que más preocupan a la Iglesia católica están las «cibernovatadas», la difusión de pornografía, la explotación de personas con fines sexuales o a través del juego, y el «caso extremo de la web oscura». El DDF desea que la comunidad humana sea «proactiva» para que internet sea un espacio que ofrezca «más oportunidades de encuentro y solidaridad entre las personas».

Dignidad incondicional para las personas con discapacidad

«Las personas con discapacidad sufren a veces marginación e incluso opresión, siendo tratadas como auténticos ‘desechos'», lamenta la Iglesia. La declaración aboga por «la inclusión y la participación activa en la vida social y eclesial de todos aquellos que, de un modo u otro, están marcados por la fragilidad o la discapacidad» y pide que se atienda a las personas «en su situación más marginal y angustiosa».

En la presentación del documento, el cardenal Fernández afirma la dignidad humana «con independencia de cualquier deficiencia física, psíquica, social o incluso moral».

Acabar con todo tipo de abusos en la Iglesia

Dignitas infinita dedica un párrafo a la cuestión de los abusos sexuales, que dejan «profundas cicatrices en el corazón de quienes los sufren». Reconociendo que este fenómeno, muy extendido en la sociedad, «afecta también a la Iglesia y representa un grave obstáculo para su misión», el texto afirma «su compromiso constante para poner fin a todo tipo de abusos, empezando por ella misma».

Temas queridos por Francisco

El documento enumera otras injusticias que atentan contra la dignidad humana, como «la pobreza extrema, ligada a la desigual distribución de la riqueza», las guerras «en nuestro tiempo, cuando se ha vuelto normal que tantos civiles inocentes mueran fuera del campo de batalla», la explotación de los migrantes y la trata de seres humanos. Todos temas queridos por el Papa Francisco y centrales en su magisterio.