Papa Francisco instituye por primera vez el ministerio laical de lectorado y catequistas

El Papa Francisco instituyó el Domingo de la Palabra de Dios, con el Motu Proprio Aperuit Illis del 30 de septiembre de 2019 para que la Iglesia Universal celebre cada tercer Domingo del Tiempo Ordinario con el fin de “crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura”.

El 10 de enero de 2021 el Santo Padre modificó el Código de Derecho Canónico con el Motu Proprio Spiritus Domini que cambió el canon 230 § 1 para dar acceso de las mujeres al ministerio instituido del lectorado y acolitado.

Además, el Papa instituyó el ministerio laical de catequista con la carta apostólica en forma Motu Proprio “Antiquum ministerium” (antiguo ministerio) el 11 de mayo de 2021 en la que también solicitó la elaboración de un itinerario de formación, la descripción de los criterios normativos para acceder al ministerio y la publicación del rito de institución de tal ministerio laical.

Rito de institución

Antes de la homilía del Papa, un diácono leyó el nombre de los candidatos al ministerio de lectorado y el ministerio de catequista, después de mencionar el nombre, cada candidato, candidata, respondió “Eccomi” (heme aquí).

En concreto, se trató de 16 fieles laicos presentes en el Vaticano, que fueron en representación de todo el Pueblo de Dios.

 Después de pronunciar su homilía, en la que invitó a colocar la Palabra de Dios “en el centro de la pastoral y de la vida de la Iglesia” a escucharla, a rezar con ella para ponerla en práctica, el Santo Padre presidió el rito de institución al ministerio laical del lectorado y de catequistas preparado por la Congregación para el Culto Divino.

Los nuevos ministros al lectorado recibieron una Biblia, mientras que los ministros catequistas recibieron un crucifijo plateado, reproducción de la cruz pastoral utilizada primero por San Pablo VI y luego por San Juan Pablo II.

En primer lugar, el Papa destacó que siendo lectores “es decir, anunciadores de la Palabra de Dios, están llamados a colaborar a este compromiso primario en la Iglesia” porque se colocan al “servicio de la fe, la cual tiene su raíz y su fundamento en la Palabra de Dios”.

“Proclamarán la Palabra de Dios en la asamblea litúrgica; educarán en la fe a los niños y a los adultos y los conducirán a recibir dignamente los Sacramentos; llevarán el anuncio misionero del Evangelio de salvación a los hombres que todavía no lo conocen”, señaló el Papa.

Los ocho candidatos -seis mujeres y dos hombres- al ministerio del lectorado se colocaron de pie frente al Santo Padre y tras las palabras del Papa los candidatos se hincaron para recibir la bendición en la que los alentó a que en la meditación de la Palabra de Dios sean “íntimamente iluminados para convertirse en fieles anunciadores a sus hermanos”.

Finalmente, el Papa entregó a cada uno una Biblia diciendo “recibe el libro de las Sagradas Escrituras y transmite fielmente la Palabra de Dios para que germine y fructifique en el corazón de los hombres”.

De igual forma, los ocho candidatos al ministerio laical de catequista -cinco hombres y tres mujeres- se pusieron de pie delante del Papa colocado en el Altar de la Cátedra.

En su exhortación, el Santo Padre alentó a los “llamados al ministerio estable de catequista a vivir más intensamente el espíritu apostólico, bajo el ejemplo de los hombres y mujeres que ayudaban a San Pablo y a los otros apóstoles en la difusión del Evangelio”.

“Su ministerio esté siempre radicado en una profunda vida de oración, edificado en una sana doctrina y animado por un verdadero entusiasmo apostólico”, señaló el Papa.

Luego, los candidatos se hincaron delante al Papa mientras que también los bendijo para que “vivan plenamente su Bautismo colaborando con los pastores en las diversas formas de apostolado para la edificación de tu Reino”.

Después, el Santo Padre entregó a cada uno un crucifijo plateado, con las palabras “recibe este signo de nuestra fe, cátedra de la verdad y de la caridad de Cristo: anuncia a Él con la vida, las acciones y la palabra” y cada uno respondió: “Amén”.